Últimamente nos estamos encontrando muchos casos en la televisión o en persona de inundaciones de casas, campos, cortijos y un largo etcétera, provocado por las intensas lluvias sufridas (y explicadas en una entrada anterior) en estos tiempos. Pero todos nos preguntamos: ¿y esto por qué ocurre?
De partida decir que todo lo que estamos viviendo no se debe a ninguna fuerza extraña de la naturaleza, ni ninguna divinidad que viene a castigarnos. Todo es obra única y exclusiva del ser humano, por raro que parezca.
El ciclo del agua es muy sencillo: el agua se evapora, se transporta, precipita y vuelve al mar. Pues bien, el problema está en este último paso: la vuelta interrumpida al mar.
En la mayoría de casos, las inundaciones se producen por un desbordamiento del rio. ¿Es que acaso no estamos preparados para controlarlo? Pues como todos sabemos, sí que lo estamos. Entonces, ¿qué es lo que falla? Pues lo de siempre, la agonía del tener.
En los ríos se suelen hacer unas construcciones denominadas presas o pantanos, de cuyo fin más popular es el de almacenar agua para uso humano o regadío. Pues para sorpresa de muchos, debo decir que no, que el primer fin es el de evitar inundaciones. A lo largo de un rio se suelen construir varias, unas más grandes que otras, las cuales se llaman presas de retardo. Su fin es controlar en épocas de lluvias el caudal que descargan, el cual no debe rebasar la capacidad portante del rio. Esto está muy bien estudiado y controlado por gráficos denominados hidrogramas, los cuales te marcan el tiempo de máxima crecida de un rio desde que empieza a llover, hasta que el nivel se estabiliza. Así, se puede controlar el agua que circula por un río.
Entonces yo me pregunto: ¿cómo es posible que con todos estos avances se sigan desbordando ríos? Pues uno de los factores puede ser la descoordinación que existe entre las distintas entidades públicas que lo gestionan. Y otro, y el más lamentable, es el de la avaricia (que siempre rompe el saco), de forma que cuando una presa se encuentra por encima del 80% de su capacidad y se prevén lluvias, se debe descargar agua para dejar paso a la nueva entrada. Con el miedo a la sequía, este paso se retrasa hasta el último momento, cuando ya está lloviendo y llega toda el agua a galope ladera abajo. ¿Qué pasa? Pues que toda el agua se tiene que soltar casi de golpe para no reventar la presa, acto que perjudica a las presas que están por debajo... y así llega el caos y las inundaciones.
Otro de los lamentables hechos que provocan inundaciones es el poco cuidado que se tiene de nuestros ríos no turistas (me refiero a los tramos que no atraviesas ciudades, por supuesto). Estos siempre se encuentran llenos de basura, desperdicios y ramas secas de los bosques. Cuando llueve, todo es arrastrado por el agua. En el momento en que se llega a un puente, esto genera un tapón en el rio que impide el paso del agua y la acumula. Y otra vez... llegó la inundación.
Pero el más fatídico de todos, es el de la construcción. Gracias a algunos políticos irresponsables, se construye en zonas indebidas. Los geólogos disponen o crean una especie de mapas denominados Mapas de riesgos geológicos en los cuales se reflejan las zonas pertenecientes a un municipio o ciudad que son susceptibles de sufrir riesgo de inundación, deslizamiento, etc. Una de las zonas claras de riesgo por inundación son las zonas aledañas al rio, en lo que se conoce como llanura de inundación, que es una zona natural que se inunda (insisto, de forma natural) porque el rio es incapaz de soportar, en algunos casos, una gran cantidad de agua. Este espacio es conocido como vega, y es una zona muy buena para el cultivo por la cantidad de nutrientes que se aportan en cada inundación. Parece increíble que conociendo todo esto, hoy en día se siga construyendo en estas zonas, y luego se llore por perder las propiedades que allí se tenían. Estas cosas, se saben. ¿Por qué no se aplican? ¿Intereses económicos?
El último factor, y quizá el menos discutido es el de las ramblas o ríos secos. Son zonas lineales, semejantes a ríos, que solo llevan agua en épocas de lluvias fuertes. También destacar que cuando llevan agua, llevan mucha agua, y además arrastran lodos, piedras, ramas... Son zonas muy bien delimitadas y que se conocen. En este caso ocurre igual: sabiéndose todo esto, aún se sigue construyendo en estas zonas (el caso más conocido fue en el Camping de Biescas). Y no solo ocurre en el caso de la construcción: en un pueblo, la zona de la rambla que pasaba por él, se asfaltó y se convirtió en parking público. Eso sí, había un pequeño cartel que anunciaba: "en días de lluvia, no aparque aquí". Es irrisorio.
Y luego quieren que no ocurran las desgracias.
Enlace de interés: aquí podrás encontrar un artículo que trata sobre los mapas de riesgos contra inundaciones, publicado por el Ilustre Colegio Oficial de Geólogos.
muy buena explicacion mera sacaron 100 en mis tareas
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